parece que hoy volvió el frío y el metro de Barcelona estuvo lento y lleno de gente con paraguas. Te esperé bajo la lluvia y un enorme reloj que marcaba los minutos que pasaban y que yo miraba nerviosa porque los pies comenzaban a enfriarse, y por supuesto, vaticinaban el primer estornudo de la tarde. Ahora me medio adormezco apoyada en mis piernas, que visten el final de una bata rosa mientras oigo al viento colarse por la ventana. Definitivamente las canciones tristes no son para los días en los que duermes sola.
lunes, 3 de mayo de 2010
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