Sólo se movían las faldas y los cabellos al vuelo, casi a la misma intensidad. Rezábamos para que fuese verano y anotábamos cosas fantásticas en nuestros cuadernos que burlaron al tiempo una vez más. Alguien tocaba Flume de Bon Iver con la guitarra, a lo lejos, y era perfecto el momento, con sus faldas y cabellos al vuelo. Aun recuerdo el olor tostado de nuestra piel, y cuánto te quise también.
martes, 11 de mayo de 2010
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