lunes, 19 de abril de 2010

John William Waterhouse








mi cabello largo se hundía en la bañera como si fuésemos un cuadro de Waterhouse, húmedo, inerte, muerto. Sumergida aguanté la respiración como pude pero fue inútil, no conseguí sumergirme en tu pecho. Abrí los ojos y levanté la cabeza del agua y la bañera estaba fría y mis dedos arrugados y yo sola. Las luces se hicieron más pequeñas y mi corazón se hundía en la bañera como si fuésemos un cuadro de Waterhouse, húmero, inerte, muerto.

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